martes, 3 de abril de 2012

Eurotrampa


Estos últimos días, y desde hace ya un cierto tiempo, venimos asistiendo a cómo tanto el Gobierno de la Comunidad de Madrid como el Govern de la Generalitat de Catalunya se dejan querer por el magnate Sheldon Adelson para que una de estas dos regiones sea la que acoja el complejo de ocio bautizado como Eurovegas.

Ayer tuvimos el último capítulo –hasta el momento– de este culebrón, el cual se desarrolló en la original Las Vegas. Enviados de ambos gobiernos fueron hasta la ciudad norteamericana para entrevistarse con dicho magnate y rebajarse (o venderse, como prefieran) hasta límites insospechados.

¿Por qué rebajarse? Porque está muy bien que el Eurovegas vaya a dar empleo a casi 200.000 personas. Pero… ¿a cambio de qué? Las contrapartidas que este “humilde” señor quiere no son pocas, a saber: exención fiscal (o sea, no pagar impuestos) durante dos años; no pagar tampoco las cuotas de la Seguridad Social de sus trabajadores durante los dos primeros años; supresión de la ley antitabaco; permitir entrar a menores de edad y a ludópatas; acabar con los convenios colectivos mediante una modificación del Estatuto de los Trabajadores; privilegios legales para la contratación de trabajadores inmigrantes; flexibilizar los controles ante el blanqueo de capitales (o sea, que la Policía haga “la vista gorda”); etc.

A todo esto un Gobierno con un poco de personalidad y dos dedos de frente diría que no. Pero no es el caso de Catalunya o Madrid. E, incluso, del Gobierno central. Es más, el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha dicho que muchas de las leyes son revisables. .

¿Nos hemos vuelto locos? Ningún Gobierno debería venderse de la manera como Madrid o Catalunya se están vendiendo. Ni siquiera ante la suculenta oferta de creación de miles de puestos de trabajo en tiempos de crisis como los actuales. Hay que tener principios, y entre esos principios deben estar el ser íntegros y no aceptar paraísos fiscales y laborales al primero que pasa.

Es cierto que estamos en crisis, que hay un elevadísimo número de parados y que esos empleos irían de perlas. Pero ese no debe ser el modelo productivo y económico que debemos seguir. Nuestro modelo ha de ser de trabajo cualificado, de investigación y desarrollo. Es decir, no un modelo de “pan para hoy y hambre para mañana”, sino un modelo con el que se pueda crecer y seamos referencia europea y mundial.

Es hora de cambiar nuestro modelo. Pasar del ladrillo a la cualificación y la investigación, no del ladrillo al casino. Es el momento de hacerlo. Espero que nuestros Gobiernos sean lo suficientemente valientes como para escoger la vía correcta y no dejarse llevar por cantos de sirena.

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