domingo, 22 de abril de 2012

Estoy muy cabreado.

Mucho. Hasta el extremo. Y, lo siento, pero no voy a ser políticamente correcto.

Ayer el Gobierno del PP anunció nuevos recortes en educación que, supuestamente, harán que ahorremos 3.400 millones de euros. Medidas que, entre otras cosas, dicen que no se van a sustituir a los profesores que tengan una baja de menos de dos semanas, se eliminan todos los bachilleratos para dejar, simplemente, uno de ciencias y otro de letras y se aumenta la capacidad de las aulas para que puedan acoger hasta a 36 alumnos.

Lo siento, pero parece que estos señores en su puñetera vida hayan pisado un instituto.

Haciendo esto lo único que van a conseguir es una masificación innecesaria de las aulas y unos profesores cada vez con más problemas. Porque, además, se les exige un mínimo de 21 horas lectivas. Que no son 21 horas de trabajo, porque a eso hay que añadirle el tiempo para preparar las clases, corregir trabajos y exámenes, etc., etc., etc.

A los docentes no se les puede exigir que trabajen cada vez más. Ya van muy saturados de trabajo como para que, además, no se puedan poner enfermos (y, si un compañero suyo se pone enfermo, tener que, además, sustituirle) y se les aumenten las horas laborales. Y, además, recortándoles el salario y derechos laborales.

Y a los alumnos tampoco se les puede hacer esto. ¿Quieren recortar las vías por las que pueden especializarse, después, en diferentes carreras eliminando bachilleratos? ¿Quieren masificar las aulas y que, por lo tanto, el ambiente para dar una clase esté cada vez más cargado? ¿Alguna vez han intentado dar clase a casi 40 alumnos estos señores y han visto lo complicado que es?

¿Es así como vamos a salir de la crisis? ¿Saldremos empeorando la educación para que cada vez salgan alumnos peor preparados? ¿Mejoraremos la educación teniendo profesores con bajas por estrés cada poco? ¿De verdad queremos una educación así? ¿De verdad pensamos que, con este modelo, los alumnos saldrán bien preparados para el mercado laboral del día de mañana?

Yo creo que no y que, además, tenemos que indignarnos, manifestarnos, protestar. Y cuantos más seamos, mejor. Se quieren cargar la educación pública pero, conmigo, que no cuenten.

martes, 3 de abril de 2012

Eurotrampa


Estos últimos días, y desde hace ya un cierto tiempo, venimos asistiendo a cómo tanto el Gobierno de la Comunidad de Madrid como el Govern de la Generalitat de Catalunya se dejan querer por el magnate Sheldon Adelson para que una de estas dos regiones sea la que acoja el complejo de ocio bautizado como Eurovegas.

Ayer tuvimos el último capítulo –hasta el momento– de este culebrón, el cual se desarrolló en la original Las Vegas. Enviados de ambos gobiernos fueron hasta la ciudad norteamericana para entrevistarse con dicho magnate y rebajarse (o venderse, como prefieran) hasta límites insospechados.

¿Por qué rebajarse? Porque está muy bien que el Eurovegas vaya a dar empleo a casi 200.000 personas. Pero… ¿a cambio de qué? Las contrapartidas que este “humilde” señor quiere no son pocas, a saber: exención fiscal (o sea, no pagar impuestos) durante dos años; no pagar tampoco las cuotas de la Seguridad Social de sus trabajadores durante los dos primeros años; supresión de la ley antitabaco; permitir entrar a menores de edad y a ludópatas; acabar con los convenios colectivos mediante una modificación del Estatuto de los Trabajadores; privilegios legales para la contratación de trabajadores inmigrantes; flexibilizar los controles ante el blanqueo de capitales (o sea, que la Policía haga “la vista gorda”); etc.

A todo esto un Gobierno con un poco de personalidad y dos dedos de frente diría que no. Pero no es el caso de Catalunya o Madrid. E, incluso, del Gobierno central. Es más, el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha dicho que muchas de las leyes son revisables. .

¿Nos hemos vuelto locos? Ningún Gobierno debería venderse de la manera como Madrid o Catalunya se están vendiendo. Ni siquiera ante la suculenta oferta de creación de miles de puestos de trabajo en tiempos de crisis como los actuales. Hay que tener principios, y entre esos principios deben estar el ser íntegros y no aceptar paraísos fiscales y laborales al primero que pasa.

Es cierto que estamos en crisis, que hay un elevadísimo número de parados y que esos empleos irían de perlas. Pero ese no debe ser el modelo productivo y económico que debemos seguir. Nuestro modelo ha de ser de trabajo cualificado, de investigación y desarrollo. Es decir, no un modelo de “pan para hoy y hambre para mañana”, sino un modelo con el que se pueda crecer y seamos referencia europea y mundial.

Es hora de cambiar nuestro modelo. Pasar del ladrillo a la cualificación y la investigación, no del ladrillo al casino. Es el momento de hacerlo. Espero que nuestros Gobiernos sean lo suficientemente valientes como para escoger la vía correcta y no dejarse llevar por cantos de sirena.