lunes, 29 de septiembre de 2008

Crónica de lo que fue y no tuvo que ser.

Gentuza, indeseables, majaderos, púrria, cerdos, imbéciles... no hay otra manera de nombrar a los energúmenos que han protagonizado las portadas de las secciones de deporte desde el domingo al finalizar el partido disputado en el barcelonés Estadio Olímpico de Montjuïc – Lluís Companys, el R.C.D. Espanyol – F.C. Barcelona. Y no me refiero a los futbolistas que estuvieron presentes en el partido por parte de los dos equipos. Tampoco por el árbitro. Ni por los banquillos. Ni por las directivas. Ni por la afición del Espanyol. Me refiero a los estúpidos que se cargaron el partido en el minuto 25 de la segunda parte lanzando bengalas, botellas y objetos diversos contra los aficionados del Espanyol. Me refiero a los seguidores del F.C. Barcelona, a los “Boixos Nois”. Individuos, por llamarlos de alguna manera, que empañaron el, hasta el momento, intenso encuentro que se disputaba. Se vieron escenas que recordaban a la liga argentina, la brasileña, la peruana o la italiana, siempre tan criticadas por su falta de seguridad en los estadios. Escenas de partidos aplazados, de aficiones enfrentadas, de violencia en un espectáculo donde la gente, en teoría, va para divertirse y no para matar a los adversarios. Y, una vez transcurridas unas horas de estos fatales hechos, todos nos preguntamos: ¿por qué se llegó a tal extremo? ¿por qué se dejó entrar al Estadio a tales personajes? ¿por qué los Mossos d’Esquadra que rodeaban la zona donde estaban los Boixos no hicieron nada cuando vieron que se lanzaban las bengalas? Se lo contaré de la manera más reducida posible. Todo comienza antes del partido. Días antes, en la página web de estos personajes, se hace un llamamiento para que la hinchada culé vaya a despedir “como se merece” a los periquitos en su último derby en la ciudad condal (recordar que, a partir del próximo año, el Espanyol jugará en el nuevo Estadio de Cornellà-El Prat). Ese “como se merece” no hace referencia, obviamente, a despedir al Espanyol con aplausos y ovaciones. Sino de la manera que pretendían... y que consiguieron. Eso, la Comisión encargada de velar por la seguridad en el partido, (formada por el RCD Espanyol, la seguridad privada y los Mossos d’Esquadra) lo sabía. Parece ser que no sirvió de mucho. Posteriormente, minutos antes del encuentro, delante del Estadio, algunos de estos personajes ya se dedicaban a lanzar bengalas con los Mossos delante. Y los Mossos no hicieron nada. Al entrar al estadio (almenos a los que vamos y entramos por los sectores del lateral) en el preceptivo control, realizado por los Mossos y la seguridad privada, nos abren las mochilas y no nos dejan entrar con botellas (ni que sean de plástico). No sé cómo debió ser el control a esta gente… pero seguro que no fue lo suficientemente bueno. Más tarde, a los 10 minutos de haber empezado el encuentro, y tras haber visto, mediante las cámaras de circuito interno del estadio, que diversos aficionados portaban bengalas, el R.C.D. Espanyol advirtió a los Mossos d’Esquadra para que hicieran algo. ¿Ustedes vieron que se movieran? Tranquilos, yo tampoco. Y, después, pasó lo que pasó. Es decir, lo que ven en la imagen. Fue una lástima terminar un partido viendo cómo unos niños pequeños de apenas 8 años lloran porque no entienden que unos se discutan con otros, les tiren cosas por la cabeza, etc., etc. Es muy triste y tendría que hacer reflexionar a mucha gente. Y tomar las medidas que sean oportunas. Una vez dicho todo esto ustedes piensen lo que quieran: de quién es la culpa, lo que se debería hacer, etc. Por último, algun@ echará en falta un comentario sobre lo que pasó en el terreno de juego por mi parte. La verdad es que no sé qué decir a parte de que fue un soberano robo a mano armada con premeditación, nocturnidad y alevosía por parte del árbitro del encuentro, el señor Luis Medina Cantalejo. Primero por la expulsión de Anderson Luis de Carvalho “Nené”. Expulsión que fue y que no debió ser ya que él estaba saltando y con los brazos estirados cuando el jugador del Barcelona, Busquets, fue a su encuentro y se dio el golpe en la cara. Segundo por la ristra de faltas que no fueron y que debieron ser del Barcelona como, por ejemplo, las 3 que le hicieron al portero del Espanyol, Kameni. Tercero, por el penalti sobre Eto’o que fue y que no debió ser ya que Nicolás Pareja (defensa del Espanyol) toca al balón antes de darle al jugador azulgrana. Y eso nunca es penalti. Y menos en el último minuto del tiempo añadido de un partido. Pero, en fin, eso nos pasa por ser humildes y jugar contra los grandes. Y eso pasa y seguirá pasando hasta que no se profesionalice a los árbitros de, por lo menos, Primera División. Si no, equipos como Espanyol, Mallorca, Osasuna, Numancia, etc. estamos condenados a vivir en el ostracismo de los grandes y a que siempre se nos pite en contra cuando jugamos contra ellos. No quiero parecer victimista, pero es la realidad.

jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Quieres morir?

Sí, ya sé que suena muy chocante el título de éste artículo, pero cuando lo lean sabrán por qué lo he puesto. La verdad es que no sé por dónde comenzar el artículo. Posiblemente sea el que más me cuesta comenzar. Y posiblemente será el que más gente odiará. Es más, después de leerlo, algunos de los que lo lean me odiarán un poquito más de lo que ya lo hacen.

Este artículo trata sobre la rabia que me da ver a la gente que aprecio y que quiero autodestruirse sin más, porque les gusta o por, lo que algunos llaman, “necesidad”. Me refiero al hecho de fumar.

Según unos estudios realizados por diversas empresas, la gente empieza a fumar cada vez más pronto, a los 13 años. Y yo me pregunto: ¿por qué? ¿qué necesidad hay de que se autoinfrinjan ese daño? Algunos lo hacen por hacerse el chulo, cosa, por cierto, estúpida a más no poder. Otros, afirman que lo hacen porque les gusta... a lo que mi alocada mente vuelve a la carga con otra sarta de preguntas como, por ejemplo: ¿a quién le puede gustar algo que está hecho con el mismo material con el que se hacen las calles o las ruedas de los coches, es decir, el alquitrán? o ¿a quién le puede gustar algo que te mata? Pero bueno, a esa edad la gente aún no sabe los peligros que puede conllevar el hecho de fumar. Lo grave es cuando se es más mayor y cuando se informa de tales peligros... y siguen fumando.

Dan igual verdades como templos, verdades como que el tabaco produce, a corto plazo, mal aliento, que las uñas, las manos y los dedos se vuelvan amarill@s, que, en mujeres embarazadas, afecta terriblemente al bebé, que altera la voz haciendo toser más, provocando afonía y ronquera, que dificulta hacer deporte, que deteriora el gusto y el olfato, y que es uno de los principales focos de la aparición de celulitis en mujeres.

Dan igual verdades como que, a medio plazo, destruye los pulmones hasta tal punto que, en casos extremos, impide limpiarse la nariz, que destruye la mandíbula por culpa del sarro, la estomatitis y la gingivitis que produce la nicotina, que produce caída del pelo, la aparición de caspa, que la piel pierde su color natural, que produce impotencia sexual, que produce enfermedades del corazón como arritmias, infartos y, en algunos casos, muerte súbita.

Dan igual verdades como que, a largo plazo, fumar produzca cáncer de pulmón, de laringe, de lengua, de boca, de faringe, de glándulas salivales, de vejiga, de riñón o de estómago, que fumar produce enfisemas, es decir, daño irreversibles en las bolsas de aire de los pulmones que se inflan de manera excesiva. Y da igual que digas que fumar puede producir daños en el cerebro como la muerte de una parte, produciendo hemiplejia (parálisis de un lado del cuerpo), apoplejía (parálisis cerebral), paraplejia (parálisis de la parte inferior de cuerpo), etc.

Da igual. La gente seguirá fumando. Y lo más gracioso de todo es que, a pesar de que tú les adviertas de estos peligros, te soltarán expresiones como “bueno, de algo tenemos que morir, ¿no?” o “ya, pero es por necesidad” o “sí, pero fulanito ha vivido tantos años y fumaba” etc. No sé que expresión me hace más reír... por no llorar. La primera es de un egoísmo infinito. Es decir, por esa misma regla de tres, ¿por qué no hacemos puenting sin cuerda? o ¿por qué no nos cortamos las venas? De algo tenemos que morir, ¿no? Pero, claro, de esta forma veríamos con claridad que nos matamos. Fumando, no. Pero el final es el mismo. Y fumando no sólo nos hacemos daño a nosotros, sino también a todo aquel que nos rodea. Por el hecho de que le estamos perjudicando su salud con el humo del tabaco y por el hecho de que la muerte de un ser querido produce mucho dolor. Yo sugiero que la próxima vez que alguien vaya a decir “bueno, es que de algo tenemos que morir, ¿no?” piense un poco en sus seres queridos, en sus padres, hermanos, hijos, primos e, incluso, en sus amigos y se diga “¿de verdad que da igual que muera más pronto o más tarde?” Quizá se sorprende a sí mism@. La segunda creo haberla contestado con anterioridad. ¿De verdad es necesario intoxicarse de tal manera? ¿De verdad es necesario tener el riesgo de contraer esa ristra de enfermedades? Si cada vez que un fumador/a fuera a encender un cigarrillo pensara en la cantidad de diversas enfermedades que puede coger, inmediatamente lo apagaría. Lo malo es que pocos lo piensan. Esos pocos somos los no fumadores. La tercera, por último, tiene poco que decir. Fumar es como una ruleta rusa. Lo malo es que esta ruleta está trucada y en el 99% de las veces gana la banca. Sólo hay un 1% de probabilidades de salir venciendo. Lo malo es que, en esta ocasión ganar significa vivir y perder, morir. Y si ese 1% es noticia es, precisamente, porque no es lo habitual. Sino, como se dice en el mundo del periodismo, no sería noticia.

Podría seguir mucho más con este artículo, pero me temo que la mayoría de los que habéis comenzado a leerlo o bien lo habéis dejado por la mitad o bien ni siquiera habéis leído más de dos líneas. Pero bueno, aquí pongo yo mi granito de arena para a ver si, de una vez por todas, la sociedad se da cuenta de lo nocivo que es realizar según qué acciones. Espero que esto sirva de algo. Espero que alguien lo haya leído entero. Si ese alguien eres , gracias.

Por último, sólo me queda recomendar (nunca exigir) a todo aquel que fuma que, por favor, por su bien y por el de los que le rodean, deje de fumar. Hará un gran bien a todos.