lunes, 29 de septiembre de 2008
Crónica de lo que fue y no tuvo que ser.
jueves, 4 de septiembre de 2008
¿Quieres morir?
Sí, ya sé que suena muy chocante el título de éste artículo, pero cuando lo lean sabrán por qué lo he puesto. La verdad es que no sé por dónde comenzar el artículo. Posiblemente sea el que más me cuesta comenzar. Y posiblemente será el que más gente odiará. Es más, después de leerlo, algunos de los que lo lean me odiarán un poquito más de lo que ya lo hacen.
Este artículo trata sobre la rabia que me da ver a la gente que aprecio y que quiero autodestruirse sin más, porque les gusta o por, lo que algunos llaman, “necesidad”. Me refiero al hecho de fumar.
Según unos estudios realizados por diversas empresas, la gente empieza a fumar cada vez más pronto, a los 13 años. Y yo me pregunto: ¿por qué? ¿qué necesidad hay de que se autoinfrinjan ese daño? Algunos lo hacen por hacerse el chulo, cosa, por cierto, estúpida a más no poder. Otros, afirman que lo hacen porque les gusta... a lo que mi alocada mente vuelve a la carga con otra sarta de preguntas como, por ejemplo: ¿a quién le puede gustar algo que está hecho con el mismo material con el que se hacen las calles o las ruedas de los coches, es decir, el alquitrán? o ¿a quién le puede gustar algo que te mata? Pero bueno, a esa edad la gente aún no sabe los peligros que puede conllevar el hecho de fumar. Lo grave es cuando se es más mayor y cuando se informa de tales peligros... y siguen fumando.
Dan igual verdades como templos, verdades como que el tabaco produce, a corto plazo, mal aliento, que las uñas, las manos y los dedos se vuelvan amarill@s, que, en mujeres embarazadas, afecta terriblemente al bebé, que altera la voz haciendo toser más, provocando afonía y ronquera, que dificulta hacer deporte, que deteriora el gusto y el olfato, y que es uno de los principales focos de la aparición de celulitis en mujeres.
Dan igual verdades como que, a medio plazo, destruye los pulmones hasta tal punto que, en casos extremos, impide limpiarse la nariz, que destruye la mandíbula por culpa del sarro, la estomatitis y la gingivitis que produce la nicotina, que produce caída del pelo, la aparición de caspa, que la piel pierde su color natural, que produce impotencia sexual, que produce enfermedades del corazón como arritmias, infartos y, en algunos casos, muerte súbita.
Dan igual verdades como que, a largo plazo, fumar produzca cáncer de pulmón, de laringe, de lengua, de boca, de faringe, de glándulas salivales, de vejiga, de riñón o de estómago, que fumar produce enfisemas, es decir, daño irreversibles en las bolsas de aire de los pulmones que se inflan de manera excesiva. Y da igual que digas que fumar puede producir daños en el cerebro como la muerte de una parte, produciendo hemiplejia (parálisis de un lado del cuerpo), apoplejía (parálisis cerebral), paraplejia (parálisis de la parte inferior de cuerpo), etc.
Da igual. La gente seguirá fumando. Y lo más gracioso de todo es que, a pesar de que tú les adviertas de estos peligros, te soltarán expresiones como “bueno, de algo tenemos que morir, ¿no?” o “ya, pero es por necesidad” o “sí, pero fulanito ha vivido tantos años y fumaba” etc. No sé que expresión me hace más reír... por no llorar. La primera es de un egoísmo infinito. Es decir, por esa misma regla de tres, ¿por qué no hacemos puenting sin cuerda? o ¿por qué no nos cortamos las venas? De algo tenemos que morir, ¿no? Pero, claro, de esta forma veríamos con claridad que nos matamos. Fumando, no. Pero el final es el mismo. Y fumando no sólo nos hacemos daño a nosotros, sino también a todo aquel que nos rodea. Por el hecho de que le estamos perjudicando su salud con el humo del tabaco y por el hecho de que la muerte de un ser querido produce mucho dolor. Yo sugiero que la próxima vez que alguien vaya a decir “bueno, es que de algo tenemos que morir, ¿no?” piense un poco en sus seres queridos, en sus padres, hermanos, hijos, primos e, incluso, en sus amigos y se diga “¿de verdad que da igual que muera más pronto o más tarde?” Quizá se sorprende a sí mism@. La segunda creo haberla contestado con anterioridad. ¿De verdad es necesario intoxicarse de tal manera? ¿De verdad es necesario tener el riesgo de contraer esa ristra de enfermedades? Si cada vez que un fumador/a fuera a encender un cigarrillo pensara en la cantidad de diversas enfermedades que puede coger, inmediatamente lo apagaría. Lo malo es que pocos lo piensan. Esos pocos somos los no fumadores. La tercera, por último, tiene poco que decir. Fumar es como una ruleta rusa. Lo malo es que esta ruleta está trucada y en el 99% de las veces gana la banca. Sólo hay un 1% de probabilidades de salir venciendo. Lo malo es que, en esta ocasión ganar significa vivir y perder, morir. Y si ese 1% es noticia es, precisamente, porque no es lo habitual. Sino, como se dice en el mundo del periodismo, no sería noticia.
Podría seguir mucho más con este artículo, pero me temo que la mayoría de los que habéis comenzado a leerlo o bien lo habéis dejado por la mitad o bien ni siquiera habéis leído más de dos líneas. Pero bueno, aquí pongo yo mi granito de arena para a ver si, de una vez por todas, la sociedad se da cuenta de lo nocivo que es realizar según qué acciones. Espero que esto sirva de algo. Espero que alguien lo haya leído entero. Si ese alguien eres tú, gracias.
Por último, sólo me queda recomendar (nunca exigir) a todo aquel que fuma que, por favor, por su bien y por el de los que le rodean, deje de fumar. Hará un gran bien a todos.